Desde que se inventó la motocicleta siempre han habido dos polos opuestos a superar: La que más corre y la que más resiste. Son míticos los records de velocidad de Bonneville en Lago Salado o las 24h de Montjuic de resistencia.
En Lliçà tenemos el privilegio de presenciar, como cada año, una fiesta del motor, donde disfrutar de la competición en estado puro, con sus alegrias y sus dramas.
Esta prueba no tiene un circuito permanente y cada año se monta junto al Parc del Tenes. Los pilotos corren entre balas de paja y árboles, por una pista sinuosa de tierra y asfalto.
La noche del sábado el circuito tenía un aspecto impresionante, y mientras miraba las evoluciones de los pilotos, percibí la singularidad de los pinos centenários que hay en el circuito y que, iluminados, adquirian una belleza que sólo puede apreciarse una vez al año, la noche de las carreras.
Mirad estas dos fotos, ¿no estais de acuerdo?
1 comentario:
Pensaba veure motos i son ¡¡arbres!! Estas penjat...
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