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viernes, marzo 12, 2010

Tercer HANAMI de Lliçà d'Amunt

Este año el Hanami ha sido especial, ¿cuando no lo es?. Hace dos años Espai Garum convocó el primer Hanami de Lliçà d'amunt en lo almendros de Can Riereta y estuvo bien, francamente bien. El año pasado también se convocó y ciertamente, también estuvo bien. Pero este año el cuerpo me pedía algo más, o algo menos, según se mire.
Mientras en el primero, con un día radiante, intenté plasmar el movimiento, y en el segundo el día estaba tapado y fue fantástica la luz matizada de la tarde, para este tercer Hanami quería sintetizar todo en una sensación, un instante de reflexión donde la creación estuviera latente y la sorpresa nos revelara el universo.
¿Como fue la cosa?... Así. La noche era cerrada, sobre las 22:30h, y fría, muy fría. Dejé el coche lejos y me fui aproximando a los almendros poco a poco, a oscuras, casi palpando. Las formas familiares de los árboles se intuían, más por el recuerdo de otros años que por la luz, que no había. Era una sensación curiosa, sabes que están allí pero no puedes verlos, sabes de su belleza, floridos y armónicos pero, no puedes verlos. Es el pálpito de lo que sabes placentero pero oculto. Alargas el momento sabiendo que es mágico e irrepetible, nunca más será igual.
Me senté y el aroma de la noche me rodeó sin casi darme cuenta, transportándome a momentos pasados, evocando sensaciones olvidadas. La presencia de los árboles seguía allí, eterna.
Cogí la cámara, ajusté el ISO y disparé una primera foto de ese momento, luego puse el flash en la zapata y lo conecté. Encaré el objetivo hacia uno de los almendros, y accioné el autofoco. Buen intento compañero, pero si no hay luz el autofoco está ciego, je je. Lo desconecté y medí a ojo la distancia. escogí una abertura que me permitiera una hiperfocal adecuada y en ese momento..., Disparé.
Fué una millonésima de segundo, el flash iluminó a mi viejo conocido, fue un instante en que mis ojos quedaron deslumbrados y mi mente, ya no sabia si la imagen que veía era real o era el recuerdo de años anteriores.
La oscuridad volvió al instante y me rodeó de nuevo. Repetí la operación cuatro veces más y regresé a casa.
Hasta el día siguiente no visualicé las fotografías, y sonreí, el Hanami de este año ya es un recuerdo..., eterno.
Disparo nº 1. El deseo
Disparo nº 2. El recuerdo

4 comentarios:

Cristina dijo...

Muy inspirador... últimamente a mi me ha dado por leer haikus y intentar hacer algo digno con los pinceles y la pintura sumie... así que me apunto tambien la idea del hanami.

Una recomendación "Cerezos en flor", in-dis-pen-sa-ble...

Anónimo dijo...

estava esperant la convocatòria d'aquest any i ara entenc perquè no arribava. maca la foto

MG dijo...

haikus, piceles, sumi-e, hanami..., un poco japo si te veo. Ya enseñarás tus obras ¿eh?

Hola Anónimo, ¿quién eres?

Anónimo dijo...

Es genial esto del anonimato. Mirar sin ser visto.
Haber si me engancharé a esto del voyeurismo

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